José Altimiras Lampré, un genealogista chileno self-made






El Hombre que dio un lugar a cada individuo.
La Historia de José Altimiras Lampré
 
El año era 2006. Santiago de Chile vibraba con vida, pero para José Altimiras Lampré, una silenciosa curiosidad comenzaba a despertar. Un destello de interés por la historia de su familia encendió una llama que lo consumiría durante años. Todo comenzó con una simple pregunta: "¿Quiénes fueron mis antepasados?" Esta aparentemente inocente indagación lo puso en un camino que lo transformaría de un hombre de rutina a un apasionado genealogista.
 
El viaje de José al pasado fue un trabajo de amor. Pasó incontables horas en bibliotecas, hojeando documentos polvorientos, descifrando tinta descolorida y reconstruyendo historias fragmentadas. Usando sus conocimientos tecnológicos aprendidos desde los inicios de la computación y desarrollados en su trabajo como jefe de departamento en Santiago.  Viajó a innumerables pueblos, su búsqueda lo llevó a cementerios olvidados, iglesias en ruinas y archivos polvorientos. Cada certificado, cada inscripción, cada fotografía descolorida que desenterraba era una pieza de un rompecabezas más grande, un testimonio de las vidas de quienes lo precedieron.
 
Su búsqueda no se limitaba a su propio linaje; se trataba de dar voz a cada individuo, sin importar cuán humilde fuera su historia. José creía que "cada persona merece un lugar en la historia", un mantra que guiaba cada uno de sus pasos. Veía la belleza en lo ordinario, la importancia en lo aparentemente insignificante. Desenterró historias de agricultores, artesanos, maestros y trabajadores, cada uno contribuyendo al rico tapiz de la historia de su familia.
 
Con el paso de los años, la búsqueda personal de José floreció en una gran empresa. Documentó meticulosamente sus hallazgos, tejiendo cuidadosamente las historias de sus antepasados, creando un árbol genealógico en expansión que abarcaba miles de individuos. Se convirtió en un faro para otros que buscaban comprender sus propias raíces, compartiendo sus conocimientos y experiencia con cualquiera que los solicitara.
 
La dedicación de José a la genealogía no era solo un pasatiempo; era una misión. La veía como una forma de conectar el pasado con el presente, de cerrar la brecha entre generaciones y de honrar el legado de quienes lo precedieron. Su trabajo fue un testimonio del poder perdurable de la familia, la importancia de recordar y el profundo impacto que incluso las vidas más ordinarias tienen en el mundo.
 
El viaje de José Altimiras Lampré fue más que una búsqueda de ancestros; fue una búsqueda de comprensión, una celebración de la vida y un testimonio del poder perdurable de la conexión humana. No era solo un genealogista; era un narrador, un historiador y un guardián de recuerdos, asegurando que las voces del pasado continuaran resonando a través de las generaciones venideras.

Germán Ocampo F.